Los 100 niños de nuestro programa de inversión en comunidad en Lucero Alto, en Ciudad Bolívar, vivieron una mañana llena de música y bienestar, en compañía de sus familias.
El pasado 10 de diciembre, un grupo de voluntarios en Bogotá bailaron, cantaron y realizaron una medición de peso y talla.
Al final, sus familias recibieron un paquete alimenticio como parte del programa que apoyamos, a través de la Fundación Fisdeco y con el apoyo del Banco Arquidiocesano de Alimentos en Bogotá.
Por supuesto, el helado fue una nota dulce y llena de sonrisas en esta jornada llena de solidaridad y gratitud.
Gracias a nuestros voluntarios:
Alejandra Sánchez
Andrés Torres
Catalina López
Diana Cruz
Gabriela Duarte
Luis Eduardo Guzmán
Margarita Vallejo
Recordemos que el voluntariado beneficia a la comunidad al cubrir necesidades de personas en estado de vulnerabilidad económica o social.
Para el voluntario es una experiencia que le permite desarrollar empatía y habilidades profesionales (proactividad, liderazgo). Además, mejora la salud mental y ofrece nuevas perspectivas de vida.
Es un momento para salir de nuestra zona de confort, para generar un cambio positivo y construir una mejor sociedad.